viernes, 23 de octubre de 2009

Mi sufrimiento doblado - Julio Cortázar

Mi sufrimiento doblado...

Y también no estar triste,
no crecer con las fuentes, no doblarse en los sauces,
Ancha es la luz para dos ojos, y el dolor danza
en lospechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene,
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora en que tu nombre es la primera lumbre de mi ventana
Benditos sean mis ojos
porque tan alto miraron.

martes, 17 de febrero de 2009

Carnavales Civicos

El domingo pasado se celebraron las elecciones para alcaldes y diputados en mi país, El Salvador. Aunque tuvimos lo que siempre caracteriza los ambientes preelectorales -medios de comunicacion inundados de anuncios de todos los partidos políticos, volantes, vallas publicitarias, eventos, regalos promocionales, y por qué no decirlo, insultos y de vez en cuando una que otra pelea campal- debo reconocer que hay una curiosidad, así del tipo "aunque usted no lo crea", que nunca había notado hasta hoy: Con las elecciones, aun las ciudades más grandes del país recuperan parte del aire provinciano perdido con la "industrialización" -si se puede utilizar ese calificativo- y todo lo que esto conlleva.

Y es que las elecciones parecen un carnaval de pueblo. Así de simple, e interesante. Desde muy temprano en la mañana, incluso antes de que lleguen las personas de las Juntas Receptoras de Votos y los policías, las calles aledañas a los centros de votación, que en su mayoría son cerradas para la ocasión, se van llenando de vendedores de cuanto manjar típico se pueda imaginar: las infaltables pupusas, elotes locos, pasteles de carne y verduras, nuégados. Para los que llegan con sed hay atol, café a domicilio, sodas, refrescos, agua... Los que tienen el estómago vacío, puede encontrar desayunos y almuerzos completos: pollo, carne, pescado, rellenos...

Ir a votar, como ir a un concierto o a un partido de fútbol, no es un placer solitario: se va en familia, con amigos. Es común ver familias enteras con los bebitos vestidos con los colores del partido con el que simpatiza o milita la familia. Otros van como si fueran a misa, o a visitar a los abuelos. Y para los pequeños no puede faltar la comida tampoco: helados, minutas -que es como en El Salvador conocemos las granizadas- algodón de azúcar, dulces... Como dice una tía, "aquí lo que hace falta es estómago". Y a veces también plata.

Si ve de lejos un centro de votación abarrotado de gente, no crea que todos están allí para votar. Muchos, al ejercer su derecho y deber ciudadano y con el dedo ya empapado de tinta indeleble que durará al menos una semana, simplemente se quedan allí observando, platicando, curioseando. Otros hasta preguntan "por quién ha votado?"

Cuando se anda con familias, los lugares ideales para pernoctar son las aceras. Es triste decirlo, pero es en estas ocasiones cuando las aceras vuelven a ser de los peatones y no de los carros, bueno, a menos que se llene de vendedores. Si en las cercanías hay negocios u otros sitios públicos que deciden abrir en esa fecha, pueden tener a más de un curioso que de pronto se cruza por ahí, decide entrar y hasta compra. También es una ocasión propicia para repartir volantes de iglesias u otras causas orientadas a ayudar al prójimo.

En todas esas vueltas, es muy fácil encontrarse personas que teníamos una eternidad de no ver y que ya hacíamos en una mansión por haberse ganado la lotería, o en Marte, qué se yo, para gustos, colores, sabores y lugares. Entre pastelitos, minutas y atol hay espacio para socializar, para saludar a la gente que se conoce, ver otra gente que quisiéramos conocer, o que conocemos por referencias.

Y no podía faltar la música. Aunque se siente la falta del merengue, salsa y reguetón, por momentos se escuchan grabados los himnos de los partidos en contienda, o incluso militantes que se ponen a corearlos. Estos militantes suelen andar con los colores del partido por el que "sudan la camiseta", siempre en grupo, pero tranquilos o animosos dependiendo del momento y de si hay un grupo de militantes del partido contrario cerca. Pero a veces sucede lo insólito: nada menos yo vi a un miembro del partido gobernante, con camiseta, gorra y todo, tomándose fotos con tres del partido contrario. Como quien anda en una excursión. Definitivamente no tiene precio.

Así que si alguna vez siente abrumador el tedio de los domingos, y de paso es época de elecciones, dése una vuelta y vea, huela, saboree todas las atracciones que la fiesta cívica tiene para ofrecerle a usted y su familia. De todas formas pagamos por el carnaval y por el circo en que muchas veces se convierte la política con los impuestos salidos del sudor de nuestra frente. Algo es algo, señoras y señores.

domingo, 4 de enero de 2009

Pronósticos y propósitos de año nuevo

Siempre me hacen gracia los pronósticos de "adivinos", "clarividentes", o bueno, de los que viven de los horóscopos, cada vez que comienza un nuevo año. Desastres naturales por aquí. Catástrofes financieras por allá. O simplemente se agravan las que ya existen. De vez en cuando hasta tocan a cierto político y a una que otra celebridad. Como una vez, cuando en una caricatura de periódico salió un hombre con una bola de cristal diciendo que el mundial de Francia '98 se desarrollaría sin la participación de El Salvador. Sigo a la selecta, es mi país, pero reconozco que el desempeño del equipo es tan decepcionante que no se necesitan adivinos para darse cuenta. Ni siquiera se necesita saber de fútbol, pero eso es punto y aparte.

Empezar un año nuevo trae optimismo, pero ahí cerquita y medio indeseable, como un chicle en el zapato, viene también la incertidumbre. El futuro gusta y asusta. Más bien pensar en él. Imaginarse cosas. Hacerse ilusiones, expectativas, soñar con una promoción laboral o bajar de peso. Más ropa, más cara y más bonita. Un carro. La lista es interminable, y a menudo, cuando el año termina, o se nos ha olvidado lo que queríamos lograr o nos dimos cuenta que desgraciadamente la realidad suele superar a la ficción, y el tiempo y/o el dinero no fueron suficientes.

También es inevitable pasar revista a los errores cometidos, por acción y omisión. Los "hubiera", esos fantasmas que les gusta asaltar de noche o de madrugada especialmente, o cuando alguien los menciona. Y hay años en los que realmente nos hemos pintado para eso, para traer más problemas a nuestra vida por malas decisiones aparte de la "cantidad normal" de problemas que podemos experimentar y que vienen porque quieren, sin cita previa. Sobre este punto, me gusta particularmente cómo lo resume Bridget Jones cuando habla de "cierta cantidad de m..." que la vida te da y cómo después de un período así se puede -y debe!- pasar algo bueno. Y justo en ese momento cae presa.

Pero muchos dicen que es bueno tener propósitos claros e inamovibles cada año que comienza. No me refiero al tradicional "después de las vacaciones prometo ir al gimnasio", "esta vez sí intentaré estudiar más", etcétera. Una prima escribió en 2007 tres cosas que deseaba haber logrado cuando ese año finalizara, y de hecho, se cumplió. Todo. No basta desear cosas buenas. Hay que tener claro qué quiero lograr en este período de tiempo específico y emprender acciones concretas para hacerlo realidad. Podría funcionar, porque uno se concentra en vez de esperar que la suerte toque a la puerta o que todo caiga del cielo.

Así que a escribir esa lista, respirar profundo y... ¡Reiniciar! Suena como un buen propósito, no? ;)